Desde hace más de veinte años, la idea de que el periodismo está cayendo en un pozo sin fondo barre nuestro país. Persecución de dinero fácil, ausencia de ética, coqueteos con el poder público, venta de escándalos baratos, debates de taberna, descontextualización por ignorancia o dejadez o interés. Pueden ser los motivos descarados que incitan esta idea. Todos tenemos claro que es absolutamente legal el periodismo de hoy, pero es acaso legítimo. Puede acaso serlo al estar alineado a un pensamiento único, al ser sectario y no tener como horizonte el interés común.
Se nos prestan las noticias a modo de película, incluso los reportajes de guerra, acostumbrándonos a la violencia, aportándonos datos y más datos, y los porqués relegándolos a los meros espectadores. Para todo en esta vida hace falta valor, y la valentía exige valores, su defensa y manifestación. La raíz de la desdicha de la comunicación de hoy, no creo que solo aparezca por el asunto económico, sino por la falta de principios de los que escriben las noticias. La aparición de los medios en la web agudiza el sensacionalismo, el clamor a la atención, al escándalo y a la desinformación. Todo lo que no está contextualizado no es más que sucesos populares. Hacen su labor, informan. Son periodistas y hacen, la mayoría, un periodismo de Pilatos, me lavo las manos y a casa.Todo el equipo informativo se rinde a la publicidad, ya no buscan dar información al público, sino más bien, audiencias a los publicistas.
El documental, refleja el analfabetismo del pueblo, acusa a los medios de ello, dejando al pueblo como víctima. Ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos. Es decir, los medios se encuentran condicionados, los periodistas también, tal vez por egoísmo, codicia o cobardía. Y los receptores condicionados a su vez, por ellos y sobre todo por vaguería y desdén. Es más fácil para el ciudadano encender la televisión, sintonizar el canal que vierte sus ideales y recibir una noticia tras otra; que comparar noticias, contextualizarlas y analizarlas.
Esa es la labor de los medios, es verdad, pero resulta que los medios son circos al compás del mercado de valores.
En este momento, el oficio está degenerado, perdiendo reputación. La concentración de los medios en nuevas manos ha tenido un efecto devastador, provocando despidos, subcontratación, con el objetivo de lograr un mayor beneficio.No paro de repetir el término beneficio, interés, plano económico y un sin fin de sinónimos. Son el envoltorio de nuestra vida, lo que alberga nuestra mente. El fin de nuestra supuesta libertad.
Teresa Díaz
Un vistazo al ayer 
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